lunes, 30 de marzo de 2009
Debo contarles quién es POUCET
EL AVESTRUZ
Cuando el pequeño Poucet, abandonado en el bosque, sembró piedritas para volver a encontrar su camino, no sospechó que un avestruz lo seguía y devoraba las piedritas unas tras otras.
Esta es la verdadera historia, así ocurrió...El niño Poucet se da vuelta:¡las piedritas no están!
Está definitivamente perdido: sin piedritas no hay regreso, sin regreso no hay hogar, sin hogar no hay papá-mamá.
"Es desolador", se dice entre dientes.
De pronto escucha una risa, luego campanas y el ruido de un torrente, trompetas, una verdadera orquesta, una tormenta de ruidos, una música brutal, extraña, pero nada desagradable y completamente nueva para él. Asoma la cabeza por el follaje y ve al avestruz que baila, lo mira, deja de bailar y le dice:El avestruz: Yo soy el que hace este ruido, soy feliz, tengo un estómago magnífico, puedo comer cualquier cosa. Esta mañana comí dos campanas con sus badajos, dos trompetas, tres docenas de hueveras, una ensalada con su ensaladera y las piedritas blancas que sembrabas también me las comí. Monta sobre mi lomo, voy rápido, muy rápido, vamos a viajar juntos.
El niño Poucet:Pero, ¿no veré más a mi padre y a mi madre?
El avestruz:Si te abandonaron es porque no tenían ganas de verte tan pronto.
El niño Poucet: Hay algo de verdad en lo que usted dice, señor Avestruz.
El Avestruz: No me llames señor, le hace mal a mis alas; llámame simplemente avestruz.
El niño Poucet:Sí, Avestruz; pero, pero de todos modos, ¡es mi madre!
El Avestruz(enojado):¿Qué, al final me irritas; además...¿quieres que te lo diga? No me gusta mucho tu madre por es manía que tiene de poner siempre plumas de avestruz en su sombrero...
El niño Poucet: Cuestan caras...pero ella siempre derrocha para deslumbrar a los vecinos.
El Avestruz: En lugar de deslumbrar a los vecinos, debería haberse ocupado de ti; algunas veces te pegaba.
El niño Poucet: Mi padre también me pegaba.
El Avestruz: Ah,¿el señor Poucet te pegaba? Es inadmisible. Los niños no pegan a sus padres,¿por qué los padres le pegan a sus hijos? Por otra parte, el señor Poucet no es muy vivo que digamos:la primera vez que vio un huevo de avestruz,¿sabes qué dijo?
El niño Poucet: No.
El Avestruz:Y bien, dijo:"¡Qué bueno para hacer una tortilla!"
El niño Poucet(soñador):Me acuerdo; la primera vez que vio el mar, reflexionó unos segundos y después dijo:"¡Qué palangana tan grande!Lástima que no tenga puentes". Todo el mundo se rió, pero yo, yo tenía ganas de llorar; entonces mi madre me dio un tirón de orejas y me dijo:"¡No te puedes reír como los demás cuando tu padre bromea!" No es culpa mía, no me gustan las bromas de las personas mayores...
El Avestruz: A mí tampoco. Súbete a mi lomo; no volverás a ver a tus padres, pero verás el mundo.
El niño Poucet: Está bien-y montó.
El pájaro y el niño arrancan a triple galope y levantan una gran nube de polvo.
Los campesinos, parados en los umbrales de sus casas, comentan:"¡Es otro de esos sucios automóviles!"
Pero las campesinas escuchan al avestruz que campanillea al galopar.
"¿Escucháis campanas?-dicen, persignándose-. Es una iglesia que huye; seguramente el diablo corre detrás de ella".
Y todos se encierran hasta la mañana del día siguiente, pero al día siguiente el avestruz y el niño están lejos.
Jaques Prévert, Cuentos para chicos traviesos, Buenos Aires, 1973. Dibujos: Elsa Henríquez. Traducción: María Inés Bordaberry.
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