domingo, 21 de noviembre de 2010

¡OID EL RUIDO DE ROTAS CADENAS!!!!!


"Quiero convocarlos a nuevas gestas. Tenemos que despojar nuestras cabezas de las cadenas culturales, que son más fuertes, más invisibles, más profundas, que los cañonazos de la flota extranjera”, dijo CFK en el acto conmemorativo de la batalla de la Vuelta de Obligado.
Sin duda, ningún Presidente hasta ahora nos había realizado semejante propuesta jaurechtiana. Las cadenas culturales son la clave de nuestra dependencia. Así lo nos lo enseñó don Arturo sobre todo en su célebre Manual y en la decripción del Medio Pelo. Un entramado de supuesto y creencias que nos confinó, nos desgradó y nos humilló durante décadas. En el mismo sentido, el anterior discurso presidencial en la UIA. Un verdadero decálogo sobre lo que podemos y debemos hacer para lograr un desarrollo económico propio con justicia social e inclusión.
Por mirar las luces europeas extraviamos el camino. Tuvimos algunos destellos, mínimos, pero con eso nos alcanza para saber que podemos recomponer el proyecto inconcluso. De la barbarie americana abrevaremos dignidad y autoestima, elementos necesarios para ser nosotros mismos.
Hay otra Historia. Por algo La Nación, heredera ideológica del gran falsificador no editó una línea, ni una, acerca del acto conmemorativo sobre las márgenes del Paraná. Todo un gesto también.
Porque esta es la otra historia, la sepultada deliberadamente por quienes ostentaron los beneficios de la granja del mundo; la de las gestas heroicas de un pueblo que nunca estuvo dispuesto a la sujeción económica y política.
Es la hora de la resignificación de una épica. A continuarla estamos convocados los argentinos.

viernes, 12 de noviembre de 2010

MEMORIA, VERDAD, JUSTICIA....

Política y Sociedad/Sobre la inperfecta justicia de los humanos/Liggera Rubén

Sobre la imperfecta justicia de los humanos

Especial para La Tecla Eñe
Por Rubén Américo Liggera(*)

Ilustración: Ernesto Pereyra
“Estarás condenado a recordar para humillar al olvido –me dijo también –.
Siempre recordarás. Siempre.
Y no perdonarás.
Nunca.
No, no negarás, no olvidarás, no eludirás el mandato irremediable
de la memoria.
No podrás –dijo la amada.”

Rubén Liggera,“Libro de finisterra”, Cenizas de Alejandría, 2008


Para bien o para mal, el pasado reciente es una herida abierta. Una herida que no sana. Un herida que palpita y duele. Han pasado treinta y cuatro años desde el siniestro golpe cívico militar del ´76 y sin embargo, sus consecuencias perduran.
Y más aún ahora, cuando por fin, los juicios a los represores y asesinos vuelven a instalar el tema de la tortura, el crimen, la desaparición de personas y el robo de bebés.
Sin dudas que no es grato revivir tamañas atrocidades. Mejor sería olvidar. Aunque, ¿es posible el olvido? ¿es posible apagar la luz, darse vuelta y dormir? ¿Es justo que los genocidas anden por la calle libremente como apacibles abuelitos sin haber respondido por sus actos del pasado? ¿Es razonable que madres y abuelas continúen buscando a sus seres queridos?
Resulta un argumento falaz sostener que mejor es mirar hacia adelante. Porque cabe preguntarse, ¿es posible construir futuro sobre crímenes impunes?
Es justo y necesario que el pasado esté presente para juzgarlo críticamente; para no repetirlo; para saldar las deudas; para obtener justicia. Simplemente eso: justicia. Y también la consabida reparación.
Los derechos humanos que a diario son violados son una realidad indignante, pero esto no justifica ni autoriza a nadie a pretender un manto de olvido sobre hechos que aún no fueron castigados. Trabajemos arduamente por el trabajo, la seguridad social y el bienestar de aquellos que aún pujan por pertenecer. Curiosamente, esta inmensa cantidad de argentinos son los mismos que desde 1976 hasta el 2001 fueron excluidos por quienes instalaron a sangre y fuego un modelo económico y social que dio por tierra con el estado benefactor. Y de tanto en tanto, reaparecen en los medios de comunicación para demonizar al pasado sin hacerse cargo de nada.
¿Quién sería capaz de sacar algún rédito político al impulsar los juicios o al investigar las atrocidades de esa época? Solamente un mal nacido, un ruin, un inmoral.
Por estos días hemos escuchado muchas veces hablar de “manipulación de la Historia” ¿A qué se estarán refiriendo? ¿A que acaso quienes testifican ante la justicia estarán mintiendo o tergiversando los hechos? ¿O se referirán a que las organizaciones de derechos humanos y el gobierno actual –según ellos- estén revisando a la Historia con un “solo ojo”? Quienes sostienen la teoría de los “dos demonios” sólo buscan morigerar los efectos de la violencia estatal con el espejo de la violencia de los grupos armados. Nada más inexacto y desproporcionado. Porque el inmenso poder del Estado sirvió para disciplinar a la sociedad a sangre y fuego, sin garantías individuales, sin juicios con el debido proceso; con el terror, el crimen, la persecución, el acoso, la mentira. Indiscriminadamente.
También es una falacia sostener que lo que se busca es venganza. Porque los damnificados han demostrado hasta el hartazgo su apego al estado de derecho. No hubo un solo caso de justicia por mano propia, aunque razones no hayan faltado. Madres, hijos y abuelas, con paciencia y tesón, recurrieron a la justicia. A pesar de la obediencia debida, el punto final y la amnistía. Soportaron estoicamente todas las contrariedades impuestas por gobernantes y funcionarios judiciales que fueron receptivos a la enorme presión de un ejército vencido, temeroso y en retirada. Y también, por supuesto, de la complicidad civil, algunos de cuyos sectores fueron los beneficiarios directos del accionar militar.
Pero hoy, cuentan con la voluntad del Estado para que la justicia sea una realidad. Tal vez por eso, se han multiplicado los juicios a los represores. Tal vez por eso, muchas víctimas y testigos se animan ahora a dar su testimonio.
Y aunque algunos juzgados no les impriman el ritmo esperado, tarde o temprano se hará justicia.
Es lo único que pretendemos.
Memoria, para tener siempre presente los crímenes de lesa humanidad ocurridos en nuestro país por el accionar del terrorismo de Estado.
Verdad, para que se conozca cómo fue que hubo campos de concentración, tortura, violaciones, robos, sustituciones de identidad, desapariciones. Para saber acerca de las actitudes del Poder Judicial, de los “periodistas independientes”, de los medios de comunicación, de los empresarios y banqueros que apoyaron al gobierno para obtener inmensas ganancias. Para tener siempre en cuenta a aquellos que padecieron el terror, la persecución, el miedo, la censura, el silencio, el exilio.
Justicia, para saldar las deudas con el pasado. De una vez y para siempre.
Y aún así, estaremos obligados a recordar. Invariablemente. Para no repetir los mismos errores. Para que los muertos duerman en paz.
Soy consciente de no haber dicho nada nuevo, de haber recurrido a lugares comunes, pero ¿se puede ser original ante la muerte? Desde Jorge Manrique hasta acá, fueron los grandes poetas quienes nos hicieron saber quiénes somos, de dónde venimos, hacia a dónde vamos. Podríamos decir que estamos ante una “justicia poética”; la que no tiene edad ni territorio. Bella y eterna. La misma que nos ha reconfortado el alma siempre que recurrimos a ella.
Alguien también podría agregar que existe una “justicia divina”. Tal vez. Puede ser. No estoy muy seguro.
De todas maneras, me conformo con la imperfecta “justicia humana” de aquí y ahora. Con la que sea capaz de poner las cosas en su lugar. Con la que logre por fin la reparación histórica que todos estamos esperando.

(*)Poeta sobreviviente.

jueves, 9 de septiembre de 2010

"COMBATIENDO AL CAPITAL"

“COMBATIENDO AL CAPITAL”
Peronismo, política y economía. El proyecto inconcluso.

Especial para La Tecl@ Eñe
Por Rubén Américo Liggera*

Ilustración: Daniel Santoro

Resulta interesante advertir de qué manera la experiencia propia nos permite comprender los hechos del pasado. En efecto, a más de medio siglo del advenimiento del peronismo, los sucesos políticos y económicos de estos últimos años nos muestran cabalmente cómo pudieron haber sido de potentes, transformadores y revulsivos para el status quo los gobiernos populares del Gral. Perón entre 1946 y 1955
Los grupos que vieron afectados sus intereses reaccionaron airadamente y no dudaron en recurrir a la violencia para derrocar a la “segunda tiranía”.
Luego de terminar la Segunda Guerra Mundial el mundo necesitaba alimentos de manera que, una vez más Argentina se vio favorecida-como ahora-, por un ciclo de alto valor internacional de las materias primas.
Sin embargo, desde 1943 gobernaban en el país militares nacionalistas y el entonces Coronel Juan Perón era parte del mismo. Bajo su dirección se crea el Consejo Nacional de Post Guerra, a cargo de José Figuerola. Allí se diseña la política económica del gobierno militar y resulta ser un antecedente inmediato del Primer Plan Quinquenal (1947-52)
En 1945, el pueblo trabajador rescata a su líder en los sucesos del 17 de octubre; en 1946-con la oposición de la Unión Democrática y el embajador Braden- la fórmula Perón-Quijano gana limpiamente las elecciones.
En ese contexto, el gobierno popular de Perón reivindica el papel del Estado y su directa intervención en su política económica.
El tratado Miranda-Eady (1946), el Pacto Andes (1948) y la misión Cereijo (1950) trataron de alguna manera de aliviar las consecuencias del bloqueo de divisas y el boicot norteamericano.
El Plan Quinquenal se proponía: expansión industrial, rescate de la deuda pública y privada, nacionalización de los servicios públicos, redistribución de la riqueza, obras públicas, crecimiento del mercado y el consumo interno, pero sobre todo, financiación para la expansión industrial a partir de las cuantiosas ganancias de ese entonces producidas, como dijimos, por términos de intercambio muy beneficiosos.
El presidente Perón expresó en el Congreso al presentar las funciones básicas del plan:”Sin bases económicas no puede existir bienestar social; es necesario crear esas bases económicas.(…)Debemos producir el doble de lo que estamos produciendo; debemos a ese doble multiplicar por cuatro, mediante una buena industrialización, es decir enriqueciendo la producción por la industria; distribuir equitativamente esa riqueza y aumentar el standard de vida de nuestras poblaciones hambrientas, que son la mitad del país; cerrar ese ciclo con una conveniente distribución y comercialización de esa riqueza; y cuando el ciclo, producción, industrialización, comercialización, consumo, se haya cerrado, no tendremos necesidad de mendigar mercados extranjeros, porque tendremos el mercado dentro del país(Aplausos prolongados)y habremos solucionado con ello una de las cuestiones más importantes, la estabilidad social, porque el hambre es muy mala consejera de las masas(…)La solución del problema argentino está en aumentar la producción…” insiste Perón. Y continúa desarrollando la idea: "…debemos ir pensando en organizar, que hasta ahora está totalmente desorganizada, lo que ha dado lugar a que hasta el presente el beneficio de esa riqueza haya ido a parar a mano de cuatro monopolios, mientras los argentinos no han podido disfrutar siquiera de un minuto de esa riqueza (Aplausos prolongados) Esa riqueza se ha perdido por falta de organización. Y ¿quién ha de organizar la riqueza? ¿Los monopolios? Se habla de economía dirigida. Y yo pregunto ¿dónde la economía es libre? Cuando no la dirige el Estado, la dirigen los monopolios (Aplausos) con la única diferencia de que el Estado lo puede hacer para repartir el beneficio de la riqueza entre los catorce millones de argentinos, mientras los monopolios lo hacen para ir engrosando los inmensos capitales de las casas matrices, allá lejos, en el extranjero (Aplausos prolongados)…” (Malgesini, Graciela y Álvarez, Norberto, El Estado y la economía, 1930-1955, II, Bs.As., 1983, pp.31-32)
Con respecto a la renta diferencial de la tierra, con las regulaciones del comercio exterior por medio del IAPI (Instituto Argentino para la promoción del Intercambio) se logra desacoplar el precio de comercialización interna de los valores internacionales con un precio sostén. Además, con la diferencia entre la compra a los productores y la venta internacional se financiaba la industrialización subsidiando la importación de bienes de capital. “La idea que subyacía en estas medidas probablemente haya sido que si se pagaban mejores precios a los agricultores, éstos no hubieran encauzado sus ahorros hacia el desarrollo del sector industrial, que era el objetivo de la política oficial. Por el contrario podía haberlo dispersado hacia empresas no productivas o especulativas en negocios inmobiliarios” (Di Tella, Guido y Zymelman, Manuel, “Las etapas del desarrollo económico argentino”, citado por Kandel Pablo, Claves de la economía argentina 1810-1983, Bs. As., 1983)
Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia…
La agresiva reacción de la patronal del campo ante la Resolución 125 en el 2008 que establecía retenciones a la producción agrícola puede explicarse por este antecedente de política económica implementada por un gobierno nacional y popular.
La llamada “Comisión de Enlace” (SRA, CRA, CARBAP y FAA), como la Sociedad Rural en los ´50, no pudo esta vez convocar a las Fuerzas Armadas para interrumpir un proceso democrático. Por suerte la realidad nacional e internacional cambió.
Pero un nuevo protagonista hizo su aparición: el monopolio mediático que con su inmenso poder puso en jaque al gobierno nacional. Distorsionando la realidad, ninguneando, evadiendo el análisis de la historia económica de la Argentina, con el apoyo de vastos sectores medios y paradójicamente de grupos de izquierda, jugaron sus cartas a la erosión del poder presidencial y a su eventual recambio. Todo dentro de las reglas de la democracia, claro.
Debemos reconocer que las retenciones son necesarias para financiar políticas de Estado pues, como dijera Perón, nadie puede garantizar, sino el propio Estado, la distribución equitativa de la riqueza. Además, es su función indelegable concebir y desplegar la estrategia del desarrollo nacional y la distribución equitativa de la riqueza.
El modelo agro exportador- como es sabido-no hizo de Argentina un gran país; el “granero del mundo” es el mito del Centenario creado por quienes se beneficiaron y sus lenguaraces.
Muy por el contrario, la enorme riqueza de las ventajas comparativas fue dilapidada alegremente y no contribuyó a la financiación de la industria nacional y al bienestar del pueblo.
Que en el siglo XXI se haya reinstalado la idea de que la producción primaria, basamento ideológico de la “patria sojera”, sea nuestro destino manifiesto es un verdadero despropósito.
La cuestión de fondo, la que nos convoca por estos días, es volver a discutir el “modelo de país”, como tantas otras veces en nuestro devenir histórico.
Sabemos también que la historia no se repite, otros son los personajes y otras las circunstancias, pero cuando se reincide en los errores, suele pagarse un alto costo.
Lo cierto es que de una adecuada integración de la economía argentina depende el futuro de las próximas generaciones.
Igual que en otras oportunidades, nos vemos polemizando con quienes pretenden restaurar un elemental sistema portuario de producción primaria de escaso valor agregado.
La anhelada Justicia Social será posible si acumulamos riqueza y si la distribuimos entre los trabajadores, si vamos en ayuda de los sectores más postergados.
Los estragos del neoliberalismo o del anti-proyecto de los ´90 [i] –igual que los producidos por el modelo conservador de principios del siglo XX - deberán ser reparados en el menor tiempo posible. Las necesidades no pueden esperar más. El rumbo definitivo de nuestra economía deberá ser consolidado con una propuesta económica de desarrollo industrial que ampare a los cuarenta millones de compatriotas.
Combatir al capital, como expresa el saber popular, es nada más ni nada menos que humanizarlo, ponerle nombres y rostros; hacer que valga la pena vivir en Argentina.
*Poeta

[i] Véase Poratti, Armando, “Anteproyecto de la sumisión incondicionada al norte imperial”, opuesto al Proyecto de la Justicia Social, 1945-1976, en Cirigliano Gustavo et.al. Proyecto Umbral. Resignificar el pasado para conquistar el futuro, Bs.As., 2009

viernes, 23 de julio de 2010

Las grietas y los miedos/ Rubén. A. Liggera

LAS GRIETAS Y LOS MIEDOS

Por Rubén Américo Liggera *

(Especial para La Tecla Eñe)
Ilustración: Omar Panosetti

Lo que se concibe como “la realidad”, no siempre es terso, suave, lisito. Muy por el contrario, suele mostrar protuberancias, asperezas, rayaduras. Y es precisamente por entre medio de esas oquedades que se filtran aguas agitadas y desechos cloacales.
Estas inesperadas suciedades perturban, producen molestias y dolores; inquietan, generan miedos. Malestares irracionales que ordenan o bien callar o bien reaccionar airadamente. Con flujos y reflujos, de vez en vez, según se cierren o abran inesperadas rendijas, sin darnos algún respiro o tiempo para pensar, la realidad se sacude el lomo y nos salpica la cara.
¿Quién nos mea y nos dice que está lloviendo? Sin caer en la tentación facilonga de las teorías conspirativas podemos afirmar-porque las evidencias son muchas-que los medios monopólicos y el poder concentrado, exasperados porque se cuestiona su inmenso poder, día a día inoculan veneno por esas hendiduras de la realidad.
Acorralados por el ímpetu político de las aspiraciones populares encarnadas en el actual gobierno nacional, cada mañana tratan de instalar la agenda del terror. (¡Ay, Arnaldo Pérez Manija!)
Ahora bien, por alguna razón o una sumatoria de factores coyunturales, en algún momento funcionó. Baste recordar la arremetida agromediática del 2008 abundantemente rociada por el virus de la Gripe A, las valijas diplomáticas y las elecciones del 28 de Junio.
Sin embargo, a poco de andar, se generaron los adecuados anticuerpos que nos permitieron limpiar con cierta rapidez el horizonte cultural, político y social que nos agobiaba. La Presidente de la Nación encolumnó detrás de su liderazgo a vastos sectores populares y además, hizo posible que se corriera el velo de la manipulación, el ninguneo, la mezquindad y la mentira.
La figura de las grietas la tomamos prestada. Es una de las tantas buenas ideas del filósofo y dirigente sindical Horacio Ghilini. En un artículo publicado en Realidad. La única verdad, editada por la Secretaría de Estadísticas, Registros y Defensa del Consumidor de la CGT, titulado precisamente “Están buscando la grieta”, desarrolla esta idea de la infiltración diaria con respecto a temas de la economía nacional. Lo expresa de esta manera: “Corriendo detrás de los hechos, la corporación mediática y la oposición política tradicional perdieron la batalla cultural de querer instalar la recesión. Pero entonces buscaron la grieta por el lado de la inflación: generar miedo con la espiral inflacionaria, el nuevo centro de escena”. Y culmina su razonamiento:” Pero la confrontación de los modelos persiste, ahora lo grupos concentrados y formadores de precios van a presionar con el desabastecimiento…tratan de que la grieta se produzca en el cuello de botella que dejó la desinversión empresaria y la mayor capacidad de compra de la población, especialmente en la cadena alimentaria”.
Nosotros nos hemos permitido extender la idea a otros campos. ¿Qué temas escupen a diestra y siniestra los medios monopólicos y sus satélites menores sobre el café con leche y las medias lunas por las mañanas?
Veamos que sucede en la cala de la “realidad virtual”. Tenemos por ejemplo la tan manoseada inseguridad. Asesinatos y violaciones en el gran Buenos Aires, puebladas en Bariloche, motochorros en la capital. El país se empapa de sangre. Ayer nomás en su editorial, el gran diario argentino admonitoriamente señala al gobierno que “es necesario implementar una estrategia de seguridad racional, orientada a la prevención del delito, tanto en el espacio público como en los centros de detención, abarcando la población marginal y combatiendo la reincidencia.” (“El Estado, ausente ante la inseguridad”, Clarín, 26.06.10) Pero el mismo día, en otro diario nos enteramos de que el 70% de la población carcelaria son procesados sin juicio ni sentencia firme, que aunque haya más presos la seguridad no mejora (H. Verbitsky, “Los treinta mil”, Página/12)
Pero el miedo a compartir la calle, por mucho que se esfuercen, fue desmentido por la alegría popular durante los festejos del Bicentenario o los triunfos de nuestra selección nacional de fútbol.
Con respecto a la inflación, además de cuestionar las mediciones oficiales del INDEC y de satanizar a Guillermo Moreno, pone en tela de juicio la eficacia de las discusiones paritarias o directamente las bondades del “modelo”. La economía real, sin embargo, nos muestra indicadores muy sólidos, difíciles de desmentir por “analistas privados”. ¡Ni qué hablar de la pobreza revisitada cada tanto, del tipo de cambio o del sainete veraniego con Martín Redrado como primer actor por el uso de reservas para pagar deuda externa!
A pesar de la crisis internacional, Argentina no ha perdido su rumbo económico y lentamente se van recuperando puestos de trabajo y poder adquisitivo.
La “violencia social” es considerada más bien una anomalía que como la necesaria movilización de los sectores sociales y sindicales en reclamo de derechos. Y aunque Doña Rosa exige represión nuestro gobierno no les va entregar un muerto tan fácilmente.
Los Derechos Humanos son bastardeados permanentemente. Se justifican la violencia de género, el gatillo fácil, la discriminación ideológica y social, nunca menguada en la Argentina.
El caso de los hermanos Noble Herrera afecta directamente a la dueña de Clarín. Cuenta además con el apoyo de ciertos periodistas, un par de divas o la corporación de medios casi en pleno. Por ejemplo, no nos sorprende para nada el editorial del diario de los Mitre con respecto a la candidatura de Abuelas al Premio Nóbel de la Paz. Descalifica la figura de Estela de Carlotto y su largo trabajo por recobrar la identidad de niños robados y el consiguiente castigo a los apropiadores. Dice La Nación, también ayer, 26 de Junio:” La postulación de la asociación Abuelas de Plaza de Mayo al Premio Nobel (SIC) de la Paz motiva algunas reflexiones sobre el apoyo explícito del Estado argentino y sus funcionarios a determinadas entidades que continúan manteniendo una visión sesgada respecto de la dolorosa década del 70”. Valora su militancia, pero (siempre hay un pero), “…algunas de las acciones que apuntan a aquel objetivo pueden colisionar con las libertades individuales de las personas cuando las supuestas víctimas son adultas y no desean conocer su origen. El caso de Marcela y Felipe Noble es una clara muestra del avasallamiento de los derechos humanos en nombre de los derechos humanos” En fin…justicia no es lo mismo que venganza ni resentimiento. Nosotros lo sabemos.
La sanción de la Ley de Servicios de Medios Audiovisuales y la presunción del origen espurio de las acciones de Papel Prensa los ha puestos nerviosos, en serio. Su entrada en vigencia, luego de los impedimentos judiciales demolidos por la Corte Suprema, hará realidad la multiplicación de medios y de fuentes de noticias, ¡aunque se queden sin trabajo los muchachos de 6 7 8! La “prensa independiente” no debería sentir miedo, mucho menos los periodistas, ya que en los últimos años la libertad de prensa ha sido respetada a rajatabla. (¿Desinformación?: la noticia de la abolición de la figura del desacato a una columna, al pie, en página 45 y par. Y no exageramos)
¡OH, la corrupción! Jaime, De Vido, Echegaray, Antonini Wilson han generado ríos de tinta. Pero la condena a todos aquellos que hayan violado la ley no la hará la prensa sino la Justicia. Y el funcionario deshonesto, además de ser separado de sus funciones, deberá cumplir su condena. ¿Cuál es el problema? Confiemos en la Justicia. Con eso basta.
En las relaciones exteriores nos alertan sobre el “aislamiento” del país. Según los medios monopólicos somos parias o leprosos internacionales. Nada más alejado de la verdad. No escuchar las recomendaciones de los organismos de crédito nos has llevado a recrear un círculo virtuoso que sólo nos resta profundizar. Ni hablemos de la hermandad latinoamericana o el respeto de los países poderosos. ¿Es que tanto añoran las relaciones carnales?
A los variados reclamos sectoriales, a las movilizaciones sociales, natural en cualquier sociedad democrática, ahora los llaman “crispación”.Pero, ¿quiénes viven alterados? ¿Quiénes mastican rabia? ¿Quiénes cierran los puños y amenazan? Solamente aquellos que ven afectados sus intereses; aquellos que no soportan la felicidad y la participación del pueblo en las decisiones de gobierno; aquellos que quieren para sí y sólo para sí, el usufructo del poder económico y político. Y para conservarlo no creen perder su honorabilidad si recurren a la violencia, el chantaje, la descalificación, el negociado o la vulgar mentira. La historia de la Argentina está preñada de hechos de este tipo.
Gracias Horacio por motivarnos a pensar que el detritus filtrado por las grietas de la realidad ya no nos hace mella. Porque por más que se esmeren no conseguirán amargarnos el día. No sentimos miedo; a pesar de desayunarnos con crímenes atroces, inestabilidad económica, inflación, caos, desocupación y pobreza, el deseado pánico social no nos paraliza. Porque sabemos que la “realidad” es así nomás: rica, compleja, contradictoria, cada vez somos más los que no pensamos en retroceder.
Lanzados hacia adelante vivimos esperanzados y seguimos imaginando el futuro

domingo, 30 de mayo de 2010

¿EFECTO BICENTENARIO?


Analizar un hecho complejo como lo sucedido el 25 de Mayo resulta extremadamente difícil. Podríamos sacar distintas conclusiones y todas serían legítimas. Por mi parte, deseo referirme a tres o cuatro cuestiones dignas de considerar para su reflexión.
¿Miedo? Pareciera que no. Millones de personas en la calle demuestran lo contrario. El pueblo dejó sus fortalezas y salió a la calle. Compartió asombro y alegrías con el almacenero, el oficinista, el profesional, el barrendero. La calle es lo social por excelencia, distinto al barrio cerrado o el shooping de los ´90.Algo pasó entonces. No se cumplió la teoría del "miedo" a la inseguridad, a la violencia callejera.
¿Indiferencia? La concurrencia masiva a todos los eventos y espectáculos que se propusieron demuestran lo contrario. El pueblo tuvo activa participación. Los ídolos populares fueron ovacionados y aplaudidos. El pueblo pareciera necesitar convites de calidad, respetuosos y sobre todo, con contenido.
¿Crispación?¿Alguien vio personas enojadas, intolerantes, iracundas? La confraternidad codo a codo demuestra lo contrario.Pareciera que solo se crispa el poder cuando es interpelado y pretende extenderlo desde la pantalla o la columna de opinión a toda la ciudadanía.
¿Caos? El orden y la corrección de grandes mareas humanas demuestran lo contrario. No hubo quejas de ningún tipo a pesar de el empeño de algunos medios en "crispar" a los automovilistas antes, durante y después de los festejos.
¿Apoliticidad? La celebración de los relatos históricos, el aplauso, la ovación o el silencio reflexivo demuestran lo contrario.Fue un gran gesto político nacional y popular. Si se logra conducir ese flujo de voluntades podríamos cambiar el sentido de nuestra historia.El amor a la patria volvió a ser un sentimiento noble. El desfile militar fue aplaudido a pesar de que los responsables del genocidio de los ´70 están siendo juzgados.La propuesta fue política, eminentemente política: desde el salón de personalidades políticas latinoamericanas a la carroza de las Madres.Y creo que nadie podrá decir lo contrario, salvo que sea un necio o un mentiroso a sabiendas.
¿Espontaneidad? Durante cuatro días se desarrolló un programa largamente preparado en sus más mínimos detalles. Nada falló. No hubo nada que objetar. El pueblo concurrió masivamente a los lugares indicados y en los horarios prefijados.De ninguna manera fue una celebración "espontánea", si hasta hubo medios detransporte gratuitos para favorecer la concurrencia.
Y así por el estilo podríamos continuar analizando otros aspectos de lo sucedido. También sería legítimo pensar que estamos ante un momento de inflexión.Y como dice Aliverti:"Algo volvió o algo nunca se fue del todo".Lo más probable. Somos muchos los que resistimos la barbarie neoliberal de la década pasada. Pero también los jóvenes deben haber sentido algo nuevo.Tal vez ha llegado el momento de revalorar la participación en la política, en las organizaciones sociales, en las instituciones de la sociedad democrática.Tal vez sea la oportunidad que expresé en mi artículo anterior sobre el Bicenterario. Más compromiso social será la única garantía para la profundización de los cambios políticos, económicos y sociales estamos reclamando desde hace tiempo.
Sé que algún amigo ha pensado alguna vez que pequé de ingenuidad.Pero no me arrepiento, tanta perseverancia tendrá su recompensa. Espero que sea pronto y alcance a disfrutarla.

sábado, 22 de mayo de 2010

Balada del caminante



A Quique Varela

I

Sólo una vez caminaremos sobre las aguas

Nicolás Cócaro.

Eres también mi madre y su aroma de joven mujer

que va viniendo por el patio fresco. Se inclina hacia mí como una flor

y me alzan sus brazos hasta unos labios plácidos.

Eres la enramada, la higuera, el laurel, el agua inmóvil

en mi cara otra vez,

esta mañana ciega, ardua,

como la loza de todos tus muertos que son también los nuestros.

Y mi padre que silba y las palomas lo coronan por increíblemente bueno.

Lo arrullan con alas de franela tibia. Y él, silba siempre milongas.

Son canciones que no conozco todavía. Y es alto. Un roble. Una montaña

de tristeza que sueña con tardes largas, pajareras reales, la senda del maíz,

gomeras jubilosas. Espera y sueña. Silba. Todavía espera. Todavía canta.

Y sólo yo sé que está soñando.

Porque yo también soñaré con él, con ellos, contigo.

Y te veo hermosa, monstruosamente bella vestida con harapos de seda.

Seductora y fatal como en los tangos. Aunque tus manos sangren

y de tus pechos mane leche áspera.

Es infinitamente fugaz ese beso que me dejas al pasar

porque luego suenan y rechinan los cascos de negros caballos

disparados contra la multitud

y los sables en alto serán largos relámpagos de estío y entonces, solo, en un rincón,

estoy llorando.

Pero ella después, abultó su cintura y veo a mis hijos correr despreocupados,

a las palomas volar en círculos desnudos, a Juan Pascual que camina

por unas vías silenciosas, a Santos, que quizás sonría ahora como una efigie

sin tiempo, la escarcha filosa en la batea y un sol de fuegos crueles

que me ciega y por eso estoy llorando, esta mañana,

solo,

con mi sombra detenida en un patio con baldosas rojas y banderas sin manchas

todavía.

Es que todos estamos cantando. Porque siempre estaremos juntos.

Como ahora, cuando siento un apretón de manos tibias, unos corazones abiertos

como granadas dulces

en la huerta quieta, que huele a lavanda, a jazmín, a romero.

Y así cantaremos, compañeros, del brazo y por la calle.

Hasta que se trunque esta luz nodriza que siempre me estará llevando

hacia la boca del silencio. Atrás. A tu regazo limpio de crímenes impunes

y traiciones.

Limpio y puro. Hasta la eternidad. Hasta tu placenta en luz.

Así te sueño cuando llegue para dormir: niño, hambriento de tierra negra.

Y siempre me amarás, aunque te escupa y te maldiga entre hipos

y pudores de macho acosado. Seré de todos y profundamente tuyo.

Con todos tendré la carne en flor, lombrices, sueños podridos.

De todos, yo.

Y también los míos. Los nuestros. Los nuestros, Patria: los soñadores,

mi padre, mi madre, mis hijos. Los que decidirán un día tu destino

de madraza doliente, los que volverán a matar en tu nombre, los que te engañaron,

los que te mintieron a sabiendas. Todos, Patria, todos sobre tus paños

de bosta tibia que esta mañana de Mayo con clarines

y puñales, están humeando como un trago de ginebra, como un tren

sin fin y sin destino, como esta puteada que se dice entre dientes

al golpear un yunque con martillos de esperanza,

II

Y sobre ellos arde la memoria

zarza que no se consume

Odiseas Elitis

¡Oh, jardín de huesos sin nombre!

¡Oh, territorio real de la albahaca, la pasión inaugural, el sapo!

¡Oh, Patria!

De ti y de mi madre tengo todo esto que soy:

las manos pequeñas en los bolsillos de un tapadito azul marino

mientras caminábamos juntos en la bruma hacia una vencida y herrumbrada cruz,

hace ya tantos años y tanta infancia yerta

y la certeza de una muerte incierta,

y el agua fría y dura que me está mojando el rostro,

y el sendero desbrozado y claro que me llevará seguro hasta tu entraña,

y los sueños que olvidó mi padre entre fuelles desolados y naranjas ebrias,

y esos ejércitos sin rostro ni medallas ni galones puesto a morir allá en el lejano sur,

y esos seres palpitantes que te habrán soñado también la faz y el alma,

como yo, como los míos,

como la mujer de cabellera en racimos sobre la espalda blanca

que ama sin reparos mi pobre carne, mi sed, mis miedos, mi palabra insurrecta.

Todos.

Son los nuestros, Patria. Todos ellos. Nosotros, tus hijos: medio chorros y astronautas, siempre desterrados aún en el regreso, indolentes hasta lo imposible,

moreiras rocanroleros, estatuas sin biógrafos ni rótulos, loquitas ilustres, políticos

en carnaval, pilatos y césares y judas de ocasión, algo cobardes y soplones, manosueltas, valientes en tren de justicieros, mitómanos insomnes, generalmente poetas; todos, Patria, todos los que en ti somos.

En ti crucificados:

¡Oh, Patria!

miércoles, 19 de mayo de 2010





17 mayo 2010
Liggera Rubén/De los fastos del centenario a la encrucijada del bicentenario. Argentina 1910-2010


“¡Oh, Pampa!¡Oh, entraña robusta/mina de oro supremo!/(…)De ese inexhausto granero/ saldrá la hostia del mañana;/el hambre será, si no vana,/menos multiplicada y fuerte,/y será el paso de la muerte/menos cruel con la especie humana.”
Rubén Darío, Canto a la Argentina.

“Otra vez la sociedad argentina se parte en dos bandos. Otra vez, como tantas otras veces: morenistas y saavedristas, federales y unitarios, mitristas y autonomistas, irigoyenistas y conservadores, peronistas y gorilas. Otra vez se aparece claramente en el escenario político el antagonismo entre dos proyectos”
Norberto Galasso


Por Rubén Américo Liggera
(Especial para La Tecla Eñe)

Ilustración: Castagnino

En pleno auge del modelo agroexportador, el Centenario fue glorificado con toda la pompa de los nuevos ricos. Grandes personajes del mundo de esa época participaron de los fastos celebratorios coronados con un almuerzo en la Fragata Sarmiento, un concierto en el Colón y un imponente desfile militar.
Argentina era la perla más preciada de la corona Británica; el “Granero del Mundo” proveía de materias primas a los países industrializados consolidándose la división internacional del trabajo.
Pero no todo lo que brilla es oro. Esa profundización oligárquica e inequitativa del capitalismo llevaba en su seno sus propias contradicciones. Recordemos la “Semana Roja”, que comenzó con la celebración del 1º de Mayo de 1909, fue reprimida ferozmente por la policía comandada por Ramón Falcón y produjo 80 heridos y 14 muertos. Le siguió una huelga general entre el 4 y el 9 de mayo declarada por las dos centrales obreras: la FORA y la UGT. Más tarde, en un acto de justicia popular, el 15 de noviembre Falcón es asesinado por un joven anarquista judío, Simón Radowizky.
No olvidemos tampoco la oprobiosa Ley de Residencia, sancionada en 1902 a instancia del Senador Miguel Cané, el mismo de Juvenilia, por expresa solicitud de la Unión Industrial poco antes, en 1899. Permitía la expulsión de los extranjeros, especialmente anarquistas y socialistas. La discriminación, el antisemitismo y la xenofobia reinantes en la Argentina del Centenario permitieron expresiones como:”¡fuera los rusos!” o la acción directa de la Liga Patriótica.
Sin embargo, la “Argentina modelo” había sido imaginada por los ideólogos del ´80 con el concurso de la inmigración hacia fines del siglo XIX y principios del XX; una sociedad “blanca” poco a poco fue desplazando a los criollos y mestizos; una naciente clase media, más racista y educada que económicamente relevante, se va diferenciando de las clases populares. Estas actitudes intolerantes se profundizarán en posteriores circunstancias políticas, en el Yrigoyenismo, por caso, y en especial antes, durante y después de los primeros gobiernos justicialistas. Los cabecitas del “aluvión zoológico” habían irrumpido sin pedir permiso de la mano de su líder; arrogantes, desfachatados, violentando el estatus quo de esa sociedad estratificada. Actitud no permitida y por eso mismo rechazada por la oligarquía y, curiosamente, el “medio pelo”, personas casi tan pobres como ellos, pero eso sí, pseudo educados y democráticos. En fin, digamos que “civilizados”, para rememorar a la”zoncera madre”de todas las zonceras argentinas.
Otra curiosidad: la ley de Residencia fue derogada recién en 1958 por el Presidente Arturo Frondizi.¡Cincuenta y seis años después!
Los poetas cantan loas al esplendor económico del centenario (malgastado por unos pocos, claro). El citado Rubén Darío y su farragoso Canto a la Argentina; Leopoldo Lugones y su égloga secular a "los ganados y las mieses”; Calixto Oyuela en su Canto a la Patria dirá: “Ya á la joven nación el mundo aclama; /Y viendo hervir en torno/Feliz y palpitante muchedumbre, /La generosa mano al mundo tiende, /Y ágil y fuerte, asciendeDe su destino á la eminente cumbre”.
En fin, si bien estética e ideológicamente conviven varias tendencias literarias, se imponen temas caros a la elite dirigente como las alabanzas agrarias, la fecundación inmigratoria, el éxito inevitable.
Sin embargo, como sabemos, ese progreso no será indefinido. Desagraciadamente esa profecía no será cumplida.

Crisis del modelo liberal
Hacia 1930, luego de la quiebra de Wall Street, el modelo económico y político liberal es cuestionado en Argentina y en el mundo.
Asistimos al primer quiebre del orden institucional mediante un recurso deleznable como fueron los golpes de estado encabezados por el Ejército y apoyado por la Iglesia y el poder económico financiero durante casi medio siglo. El presidente radical es desalojado del poder por el Gral. Uriburu. En la denominada “Década Infame” gobiernos fraudulentos se doblegan ante el imperio. El Pacto Roca-Runciman –considerado el “estatuto legal del coloniaje”-será la entrega más emblemático de los interesas nacionales. El 1º de mayo de 1933 se firma el tratado por el cual Inglaterra se comprometía a continuar comprando carnes argentinas en tanto y en cuanto su precio fuera menor al de los demás proveedores mundiales. Es decir que el modelo agrexportador sería mantenido a rajatabla. Al mismo tiempo nuestro país tomó el compromiso de no habilitar frigoríficos de capitales nacionales. Paralelamente se creó el Banco Central de la República Argentina con competencias para emitir billetes y regular las tasas de interés bajo la conducción de un directorio con fuerte composición de funcionarios ingleses. ¡Cualquier similitud con la actualidad es pura coincidencia! No obstante todas estas concesiones, se le adjudicó además a Inglaterra el monopolio de los transportes de Buenos Aires. Así, sin ruborizarse, Julio A. Roca (h) pudo decir: “la Argentina, por su interdependencia recíproca es, desde el punto de vista económico, una parte integrante del Imperio Británico.”
La posterior Revolución del ´43 pondría en marcha un proceso nacionalista que culminaría con el mítico 17 de octubre de 1945, cuando el pueblo libera a su líder, el Gral. Juan Domingo Perón.

Del Estado de Bienestar al azote neoliberal
El período peronista significó el ascenso de las clases populares al poder. El Estado intervino en las cuestiones económicas y sociales. La distribución del ingreso alcanzó su máximo porcentaje. Por la sustitución de importaciones la industria nacional transformó a la sociedad con grandes migraciones internas hacia los polos fabriles. Se ejercen plenamente los derechos de los trabajadores, las mujeres, los niños, los ancianos, consagrados por la nueva Constitución de 1949.
Sin embargo, la oligarquía resentida no perdonaría tanta audacia. Un nuevo golpe-represor y sangriento como nunca se había visto antes-puso fin al Estado de Bienestar. Además de la proscripción, la persecución, cárcel y fusilamiento para los defensores del régimen anterior, comenzó a desmontarse el Estado justicialista.
Con idas y venidas, con gobiernos democráticos y de facto, entre 1955 y 2001 se destruyó el aparato productivo y se condenó a la pobreza y a la exclusión a millones de personas.
En este período son significativos el plan ejecutado por José Alfredo Martínez de Hoz, en 1976 durante la sangrienta dictadura de la Junta encabezada por Videla, apoyada por sectores económicos vinculados a los intereses portuarios, la Rural, la Iglesia y el poder financiero internacional y el golpe de gracia de Cavallo-Menem, con el cepo de la Convertibilidad en los ´90. Antes, durante la dictadura, el mismo Domingo Cavallo al frente del Banco Central había estatizado la deuda privada, provocando un grave perjuicio a los gobiernos venideros que vieron incrementada la deuda externa de 7.800 millones en 1975 a 45.100 millones en 1983(¡un 465% más en apenas 8 años!).
La inercia del gobierno de la Alianza profundizó la crisis del neoliberalismo y puso en cuestión a la clase política. Las medidas de Cavallo, nuevamente Ministro de Economía, conocidas como corralito, corralón, blindaje y megacanje y los ajustes salvajes sobre trabajadores y jubilados, hicieron estallar al país.
La pobreza llega a extremos inusitados con un 27% de la población; la indigencia ahora es del 15% y la desocupación trepa al 22%, contra el 4%, el 2% y el 2,8%, en 1974. (López, Artemio y Romero, Martín, citado por Adamosky, Ezeqiel, Historia de a Clase Media Argentina. Apogeo y caída de una ilusión, 1919-2003, Bs.As., 2009)
No debe haber otro ejemplo en el mundo de un país que voluntariamente, a conciencia y por convicción ideológica haya destruido su aparato productivo y haya condenado a su gente a la humillación y el oprobio.

La encrucijada actual
Volvamos al acápite de Norberto Galasso. El bicentenario nos coloca frente a una encrucijada: continuar con este proyecto popular desarrollista o retroceder a una Argentina para pocos, productora de granos, carne, minerales, etc. con escaso valor agregado.
Aunque la economía haya crecido enormemente desde 2003, haya superávits gemelos, haya aumentado las tasas de empleo y hayan bajado sensiblemente la de desocupación y pobreza estamos a mitad de camino. Aún el 51% de nuestra exportaciones corresponden a productos agrarios (Scaletta, Claudio, Página/12, “Dueños de las Divisas”,suplemento Cash, 2/05/10) o también, como en 1955, nos encontramos produciendo menos petróleo y gas; pero además, existen menos reservas comprobadas (del mismo autor, en Página/12, Suplemento Cash, Investigación. El desafío energético.”Baja tensión”, 25/04/2010).
Las fuentes de energía-que deberán diversificarse-son esenciales para el desarrollo industrial y el bienestar general; la distribución del ingreso deberá extenderse a las grandes mayorías; la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual deberá ser una realidad para terminar con los monopolios de la información y la manipulación de la opinión pública; la ley de Entidades Financieras y un nuevo Estatuto para el Banco Central, serán indispensables para financiar al nuevo modelo industrialista; una nueva ley de minería para generar riquezas regionales. El pasado criminal de la dictadura deberá saldarse definitivamente con verdad y justicia. En fin, más y mejor democracia para vastos sectores de nuestra sociedad.
¿Tendremos margen para equivocarnos otra vez? Quien sabe. El tren no suele pasar dos veces. En Argentina hubo algunos momentos históricos con estas características, aunque tal vez no tan evidentes como por estos días. Pensemos en 1910, en 1930, en 1946, en 1958, en 1973.
Los norteamericanos lo resolvieron luego de la Guerra de Secesión, en 1865: el Norte, industrialista y necesariamente abolicionista, se impuso al Sur, algodonero y esclavista. Pero, “Nuestra oligarquía porteña sólo quería exportar carnes y trigo; era una clase ultramarina, miraba hacia fuera en lo económico y en lo cultural. No quería crear un país, quería gozarlo”, dice José Pablo Feinnman (“De un Centenario a otro”, Página/12, Contratapa, 20/04/02) Y continúa: "Este goce (su propio goce) es el que decide festejar el Centenario. 1910 es un largo año de festejos. Semeja lo que fue 1978 para la dictadura de Videla. Semeja el mundial de los militares. Vengan, vean, he aquí el paraíso terrestre”.
Creo que no exagera. Ambos períodos tienen muchas coincidencias. Sobre todo por la supremacía liberal en lo económico, la concentración del poder, el tufo oligárquico, la exclusión de las mayoría, la represión, la mentira autocelebratoria con Rubén Darío o José María Muñoz.
La democracia formal fue recuperada por el pueblo argentino en 1983. Ahora hay que darle contenido popular con producción, trabajo de calidad, consumo, participación. Con la esperanza como bandera. Con o sin poetas que nos acompañen.
Y como siempre-cuando estamos necesitados de inspiración- volvemos a don Arturo: "Lo que movilizó las masas hacia Perón no fue el resentimiento, fue la esperanza. Recuerde usted aquellas multitudes de octubre del '45, dueñas de la ciudad durante dos días, que no rompieron una vidriera y cuyo mayor crimen fue lavarse los pies en la Plaza de Mayo, provocando la indignación de la señora de Oyuela, rodeada de artefactos sanitarios. Recuerde esas multitudes, aún en circunstancias trágicas y las recordará siempre cantando en coro —cosa absolutamente inusitada entre nosotros— y tan cantores todavía, que les han tenido que prohibir el canto por decreto-ley. No eran resentidos. Eran criollos alegres porque podían tirar las alpargatas para comprar zapatos y hasta libros, discos fonográficos, veranear, concurrir a los restaurantes, tener seguro el pan y el techo y asomar siquiera a formas de vida "occidentales" que hasta entonces les habían sido negadas.( Jauretche, Los profetas del odio y la yapa, 1957)
Reconozcamos que puede haber matices, pero sin dudas hay un único camino posible. Basta ponernos de acuerdo en lo principal y dejar de lado lo secundario. Luego, sólo nos resta transitarlo con entusiasmo.

Junín, Buenos Aires, mayo de 2010
rliggera@hotmail.com


www.http://lateclaene.blogspot.com/

jueves, 25 de marzo de 2010

USTEDES NOS ENSEÑARON....


Los dichos de nuestra Presidente Cristina Fernández al cierre de su discurso el Día Nacional de la Memoria en la ESMA-ese templo del horror- resumen maravillosamente lo que venimos pensando desde hace mucho tiempo sobre Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Dijo Cristina: "Ustedes me enseñaron. Yo aprendí".¡Cuántas cosas aprendimos de estas mujeres golpeadas duramente por la vida! De simples amas de casa, de mujeres sin actividad política o social, por infinito amor a sus hijos, pasaron a la historia como lo que son y representan para nosotros y el mundo. Tenacidad, paciencia, solidaridad, convicción, voluntad, valentía, constancia, son algunas de las grandes enseñanzas de Madres y Abuelas.
Confieso que muchas veces aflojé, me faltó valor o voluntad, pero al ver los blancos pañuelos me lo reproché con dureza.¿Por qué no puedo yo -sano y aún joven-estar allí si ellas pueden? Sentí mucha vergüenza.
Ayer, luego del acto, de los mejores en Junín por la cantidad y calidad de los participantes, me acerqué para saludarlas. Eran cuatro, pero en realidad son miles, y les dije tomándolas de las manos:-¡Gracias!¡Muchas gracias!.Y me fui rapidito, caminando entre la gente, para que no me vieran llorar.
No sé que decirte, Liggera, no tengo palabras, dijo Poucet. Y después de de un largo rato comentó:"esto no se aprende en la escuela ni en Universidad, Ligge"....

martes, 23 de marzo de 2010

ARDES, MEMORIA, ARDES....


24–M, MIÉRCOLES, EN LA PLATA

Debajo de la gran magnolia
florecida que perfuma
la tarde,
cuando el sol declina
ya su luz,
la muchachita rubia
y el muchacho
de camisa blanca
se besan
con los ojos cerrados.
Con los ojos cerrados
se besan
y dejan afuera del beso
y la tibieza de sus lenguas
al vendedor de pochoclos
y a las floristas.
Afuera dejan del amor
y sus urgencias
a los mandaderos,
a los oficinistas,
a las empleadas,
a las telefonistas,
que a esa hora
presurosos
cabizbajos
regresan a sus casas.
Afuera del beso
arriba
sobre sus cabezas ardidas
cuelgan muchos rostros
de otros jóvenes
–fotos de chicas y de chicos
con unos nombres
y unas fechas
y unas circunstancias –
que hoy serían casi viejos
como yo.

Afuera del beso.
Arriba
en el cordel
de farol a farol.


Rubén Américo Liggera, Cenizas de Alejandría, 2008

domingo, 28 de febrero de 2010


De nuevo estoy de vuelta, después de larga ausencia....porque lo del polaco nos dejó nocaut. Pero, el Ligge es obstinado y siempre vuelve a las andadas. Lo veo rumiando desde hace unos días sin dar mucha bolilla a la muchachada de la mesa contra el vidrio. Apareció esta mañana con un papelito doblado en cuatro. -Lo escribí ayer en Buenos Aires-, y no dijo más. Pasen y vean la novedad del Ligge:

Blus Nº 689

a A.O.C., H.A.H y O.L. del Batallón 601
a todos los que no hemos descubierto todavía



cara y seca doble faz y viceversa
pirómano bombero y viceversa
suerte culo y viceversa
truco retruco y viceversa
bigotazo conchita y viceversa
blanco y negro color y viceversa
poeta carnicero y viceversa
blableta mercenario y viceversa
diurno nocturnal y viceversa
compañero soplón y viceversa
buchón colega respetado y viceversa

Jano berreta de estas pampas
merece sin embargo de nosotros
un verso airado
unánime desprecio
repudio verdadero
ser señalado con el dedo
bajo luz potente y cegadora
para lanzarle un categórico epíteto
con nombre y apellido:

¡achicharrate en el infierno bocón hijo de puta!

miércoles, 27 de enero de 2010

Gombrowicz y la poesía



Contra los poetas

Por Witold Gombrowicz (Maloszyce/Polonia)

SERÍA más razonable de mi parte no meterme en temas drásticos porque me encuentro en desventaja. Soy un forastero totalmente desconocido, carezco de autoridad y mi castellano es un niño de pocos años que apenas sabe hablar. No puedo hacer frases potentes, ni ágiles, ni distinguidas, ni finas, pero ¿quién sabe si esta dieta obligatoria no resultará buena para la salud? A veces me gustaría mandar a todos los escritores del mundo al extranjero, fuera de su propio idioma y fuera de todo ornamento y filigranas verbales, para comprobar qué quedará de ellos entonces. Cuando uno carece de medios para realizar un estudio sutil, bien enlazado verbalmente, sobre, por ejemplo, las rutas de la poesía moderna, empieza a meditar acerca de esas cosas de modo más sencillo, casi elemental y, a lo mejor, demasiado elemental.
No cabe duda de que la tesis de esta nota: que los versos no gustan a casi nadie y que el mundo de la poesía versificada es un mundo ficticio y falsificado, parecerá desesperadamente infantil; y, sin embargo, confieso que los versos no me gustan y hasta me aburren un poco. Lo interesante es que no soy un ignorante absoluto en cuestiones artísticas ni tampoco me falta la sensibilidad poética; y cuando la poesía aparece mezclada con otros elementos, más crudos y prosaicos, por ejemplo en los dramas de Shakespeare, en las obras de Dostoievski, de Pascal, o, sencillamente en el crepúsculo cotidiano, tiemblo como cualquier mortal. Lo que difícilmente aguanta mi naturaleza es el extracto farmacéutico y depurado de la poesía que se llama "poesía pura" y, sobre todo, cuando aparece versificada. Me cansa el canto monótono de esos versos, siempre elevado, me adormecen el ritmo y la rima, me extraña dentro del vocabulario poético cierta "pobreza dentro de la nobleza" (rosas, amor, noche, lirios), y a veces sospecho que todo ese modo de expresión y todo el grupo social que a él se dedica padecen de algún defecto básico.
Yo mismo creía al principio que esto se debía a una particular deficiencia de mi "sensibilidad poética" pero cada vez tomo menos en serio los slogans que abusan de nuestra credulidad. No hay cosa más instructiva que la experiencia y por eso empecé a realizar algunas muy curiosas: leía cualquier poema alterando intencionalmente su orden de tal suerte que se convertía en un absurdo y ninguno de mis oyentes (finos y cultos, por cierto y fervientes admiradores de aquel poeta) advertía la treta; o, analizando en forma detallada el texto de un poema más extenso, comprobaba con asombro que los "admiradores" ni siquiera lo habían leído completo. ¿Cómo puede ser esto entonces? ¿Admirarlo tanto y no leerlo? ¿Gozar tanto de la "precisión matemática" de las palabras y no percibir una fundamental alteración en el orden de la expresión? Pero lo que pasa es que todo este cúmulo de ficticios goces, admiraciones y deleites está basado sobre un convenio de mutua discreción: cuando alguien declara que le encanta la poesía de Valéry es mejor no acosarlo demasiado con indiscretas investigaciones, porque entonces se pondría en evidencia una realidad tan distinta de todo lo que nos imaginamos, y tan sarcástica, que nos sentiríamos sumamente molestos. El que deja por un momento las conversaciones del juego artístico, enseguida tropieza con un enorme montón de ficciones y falsificaciones, cual un escolástico escapado de los principios aristotélicos.
Me encontré, pues, cara a cara con el siguiente dilema: miles de hombres hacen versos; otros miles les demuestran gran admiración; grandes genios se expresan por medio del verso; desde tiempos inmemoriales el poeta y los versos son venerados; y frente a esa montaña de gloria: yo, con mi convicción de que la misa poética se efectúa en el vacío casi completo.¡Valor, señores! En vez de huir de ese hecho expresamente, tratemos de buscar sus causas como si fuese un hecho como cualquier otro.

Poesía pura y azúcar puro

¿Por qué no me gusta la poesía pura? Por las mismas razones por las cuales no me gusta el azúcar "puro". El azúcar encanta cuando lo tomamos junto con el café, pero nadie se comería un plato de azúcar: sería ya demasiado. Es el exceso lo que cansa en la poesía: exceso de la poesía, exceso de palabras poéticas, exceso de metáforas, exceso de nobleza, exceso de depuración y de condensación que asemejan los versos a un producto químico.
¿Cómo hemos llegado a este grado de exceso? Cuando un hombre se expresa en forma natural, es decir en prosa, su habla abarca una gama infinita de elementos que reflejan su naturaleza entera; pero he aquí que vienen los poetas y proceden a eliminar gradualmente del habla humana todo elemento apoético, en vez de hablar empiezan a cantar y de hombres se convierten en bardos y vates, consagrándose única y exclusivamente al canto. Cuando un trabajo semejante de depuración y eliminación se mantiene durante siglos llégase a una síntesis tan perfecta que no quedan más que unas pocas notas y la monotonía tiene que invadir forzosamente el campo del mejor poeta. El estilo se deshumaniza; el poeta no toma como punto de partida la sensibilidad del hombre común sino la de otro poeta, una sensibilidad "profesional" y, entre los profesionales, se crea un lenguaje tan inaccesible como los otros dialectos técnicos; y, subiendo unos sobre los hombros de otros, forman una pirámide cuya punta ya se pierde en el cielo, mientras nosotros nos quedamos abajo algo confundidos. Pero lo más importante es que todos ellos se vuelven esclavos de su instrumento porque esa forma es ya tan rígida y precisa, sagrada y consagrada que deja de ser un medio de expresión: y podemos definir al poeta profesional como un ser que no se puede expresar a sí mismo porque tiene que expresar los versos.
Por más que se diga que el arte es una especie de clave, que el arte de la poesía consiste precisamente en lograr una infinidad de matices con pocos elementos, tales y parecidos argumentos no ocultarán el primordial fenómeno de que con la máquina del verbo poético ha ocurrido lo mismo que con todas las demás máquinas, pues en vez de servir a su dueño se ha convertido en un fin en sí; y, francamente, una reacción contra ese estado de cosas parece aún más justificada aquí que en otros campos porque aquí estamos en el terreno del humanismo "par excellence". Existen dos formas de humanismo básicas y diametralmente opuestas: una que podríamos llamar "religiosa" que coloca al hombre de rodillas ante la obra cultural de la humanidad y otra, laica, que trata de recuperar la soberanía del hombre frente a sus dioses y sus musas. El abuso de cualquiera de estas formas tiene que provocar una reacción y es cierto que una reacción así contra la poesía sería hoy totalmente justificada porque, de vez en cuando, hay que parar por un momento la producción cultural para ver si lo que producimos tiene todavía alguna vinculación con nosotros. Posiblemente los que han tenido la oportunidad de leer algún texto artístico mío se sentirán extrañados por lo que digo, ya que soy en apariencia un autor típicamente moderno, difícil, complicado y aun a veces -quien sabe- aburrido. Pero, téngase en cuenta que yo no aconsejo a nadie prescindir de la perfección ya alcanzada, sino que considero que esta perfección, este aristocrático hermetismo del arte deben ser compensados de algún modo y que, por ejemplo, cuanto más el artista es refinado, tanto más debe tomar en cuenta a los hombres menos refinados y cuanto más es idealista tanto más debe ser realista. Este equilibrio a base de compensaciones y antinomias es el fundamento de todo buen estilo, más, en los poemas no lo encontraremos, y tampoco se puede notar en la prosa moderna influenciada por el espíritu de la poesía.
Libros como "La muerte de Virgilio", de Herman Broch o aun el celebrado "Ulises" de Joyce resultan imposibles de leer por ser demasiado "artísticos". Todo allí es perfecto, profundo, grandioso, elevado y, al mismo tiempo, nada nos interesa porque sus autores no lo han escrito para nosotros sino para el Dios del Arte.
Pero la poesía pura además de constituir un estilo hermético y unilateral, constituye también un mundo hermético. Y sus debilidades aparecen con más crudeza aún, cuando se contempla el mundo de los poetas en su aspecto social. Los poetas escriben para los poetas. Los poetas son los que rinden homenaje a su propio trabajo y todo este mundo se parece mucho a cualquier otro de los tantos y tantos mundos especializados y herméticos que dividen la sociedad contemporánea. Los ajedrecistas consideran el ajedrez como la cumbre de la creación humana, tienen sus jerarquías, hablan de Capablanca como los poetas hablan de Mallarmé y, mutuamente, se rinden todos los honores. Pero el ajedrez es un juego mientras que la poesía es algo más serio y lo que resulta simpático en los ajedrecistas, en los poetas es signo de una mezquindad imperdonable. La primera consecuencia del aislamiento social de los poetas es que en el mundo poético todo se hincha, y aún los creadores mediocres llegan a adquirir dimensiones apocalípticas y, por el mismo motivo, los problemas de poca monta cobran una trascendencia que asusta. Hace tiempo hubo entre los poetas una gran polémica sobre la famosa cuestión de las asonancias y parecía que la suerte del universo dependía del hecho de si es posible rimar "espesura" y "susurran". Es lo que sucede cuando el espíritu gremial domina al universal.
La segunda consecuencia es aún más desagradable: el poeta no sabe defenderse de sus enemigos. Y así vemos cómo en el terreno personal y social se pone en evidencia la misma estrechez de estilo que hemos mencionado más arriba. El estilo no es otra cosa sino una actitud espiritual frente al mundo, pero hay varios y el mundo de un zapatero o de un militar tiene poco que ver con el mundo de los versos: como los poetas viven entre ellos y entre ellos forman su estilo, eludiendo todo contacto con ambientes distintos, quedan dolorosamente indefensos frente a los que no comparten sus credos. Lo único que son capaces de hacer, cuando se ven atacados es afirmar que la poesía es un don de los dioses, indignarse contra el profano o lamentarse por la barbarie de nuestros tiempos lo que, por cierto, resulta bastante gratuito. El poeta se dirige sólo a aquel que ya está compenetrado con la poesía, es decir a uno que ya es poeta, pero esto es como si un cura endilgara su sermón a otro cura. ¡Cuánta más importancia tiene, sin embargo, para nuestra formación el enemigo que el amigo! Sólo frente al enemigo podemos verificar plenamente nuestra razón de ser y sólo él nos procura la clave de nuestros puntos débiles y nos pone el sello de la universalidad. ¿Por qué, entonces, los poetas huyen ante el choque salvador? Ah, porque carecen de medios, de actitud, de estilo para afrontarlo. ¿Y por qué les faltan estos medios? Ah, porque eluden el choque.

El vate y el ridículo

La más seria dificultad de orden personal y social que debe afrontar el poeta proviene de que él, considerándose superior como sacerdote de la poesía, se dirige a sus oyentes desde más arriba; pero los oyentes no siempre reconocen su derecho a la superioridad y no quieren oírlo desde abajo. Cuanto más aumenta el número de personas que ponen en duda el valor de los poemas y faltan el respeto al culto, tanto más delicada y cercana al ridículo se vuelve la actitud del vate. Mas, por otra parte, crece también el número de los poetas y a todos los excesos de la poesía ya enumerados hay que añadir el exceso de bardos y el exceso de versos. Estas ultrademocráticas cifras minan desde el interior la aristocrática y orgullosa actitud del mundo de los poetas y nada más comprometedor, en ese sentido, que cuando se los ve a todos reunidos, por ejemplo, en un congreso: una muchedumbre de seres excepcionales.
Un artista que en verdad se preocupe por la forma buscaría alguna salida a este callejón, porque sin duda estos problemas en apariencia sólo personales están estrechamente vinculados con el arte y la voz del poeta no suena bien, ni puede ser seria y convincente mientras él mismo quede ridiculizado por tales contrastes.
Un artista creador y vital no vacilaría en cambiar totalmente de actitud y, por ejemplo, él desde abajo se dirigiría a la gente: como el que pide el favor de ser reconocido y aceptado o como el que canta pero al mismo tiempo sabe que aburre. Podría también proclamar públicamente esas antinomias y escribir sus versos sin estar satisfecho de ellos y anhelando ser cambiado y renovado por el choque regenerador con los demás hombres. Pero no es posible exigir tanto a los que dedican toda su energía a la "depuración" de su rima. Los poetas siguen agarrándose febrilmente a una autoridad que no tienen y embriagándose a sí mismos con la ilusión del poder. ¡Qué ilusos! De cada diez poemas uno por lo menos cantará el poder del Verbo y la elevada misión del Poeta lo que, justamente, demuestra que el Verbo y la Misión están en peligro... y los estudios o reseñas sobre poesía nos procuran una rara impresión: porque su inteligencia, sutileza y finura están en contraste con el tono que es a la vez ingenuo y pretencioso. Todavía no han comprendido los poetas que de la poesía no se puede hablar en tono poético y por eso sus revistas están llenas de poetizaciones sobre la poesía muy a menudo horripilantes por su estéril malabarismo verbal. A esos pecados mortales contra el estilo los lleva el temor que sienten ante la realidad y la necesidad de encontrar a toda costa una afirmación de su quebrantado prestigio.

Formas de la salvación

La ceguera voluntaria se nota también en ese simplismo tremendo en que caen hombres, por otra parte muy inteligentes, cuando se trata de su suerte. Muchos poetas pretenden salvarse de las dificultades expuestas más arriba declarando que ellos escriben sólo para sí mismos, para su propio goce estético aunque al mismo tiempo hacen lo posible por publicar sus obras. Otros buscan la salvación en el marxismo y afirman con toda seriedad que el pueblo es capaz de asimilar sus refinadísimos y difíciles poemas, productos de siglos de cultura. Ahora la mayoría de los poetas cree firmemente en la repercusión social de los versos y nos dirán extrañados: "Pero cómo puede usted dudar... Vea las muchedumbres que asisten a cada recital poético. ¡Cuántas ediciones se publican! Cuánto se escribe sobre la poesía y cuán admirados son los que conducen a los pueblos por el camino de la Belleza."
No se les ocurre pensar que en un recital poético es casi imposible asimilar un verso (porque no basta escuchar un verso moderno una sola vez para entenderlo), que miles de libros se compran para no ser leídos nunca, que los que escriben en los periódicos sobre poesía son poetas y que los pueblos admiran sus poetas porque necesitan mitos. No se dan cuenta que si las escuelas no enseñasen a los niños el culto de los poetas en sus tristes y tan formales clases de idioma nacional y si este culto no se mantuviera todavía por inercia entre los adultos nadie, fuera de unos pocos aficionados, se interesaría en ellos. No quieren ver que esa supuesta admiración por el canto versificado es en realidad el resultado de muchos factores como la tradición, la imitación y, aun otros como el sentimiento religioso o la afición deportiva (porque asistimos a un recital poético del mismo modo que a una misa -sin comprenderlo- y sólo cumpliendo un acto de presencia frente a un rito; y porque nos interesa la carrera de los poetas hacia la gloria así como nos interesan las carreras de caballos); no, ese complicado proceso de la reacción de las multitudes se reduce para ellos a la fórmula: "el verso encanta porque es bello..."

Que me disculpen los poetas. Yo no los ataco para molestarlos y gustoso tributaré homenaje a los altos valores personales de muchos de ellos; sin embargo ya se ha colmado el cáliz de sus pecados. Hay que abrir las ventanas de esta hermética casa y sacar sus habitantes al aire fresco, hay que sacudir la pesada, majestuosa y rígida forma que los abruma. Poco me importa que digáis pestes de mí y de mi nota - ¿acaso puedo esperar que aceptéis un juicio que os quita la razón de ser?-. Y, además, mis palabras están destinadas a la nueva generación. El mundo se vería en situación desesperada si cada año no entrase un nuevo contingente de seres humanos, frescos, libres del pasado, no comprometidos con nadie ni con nada, no paralizados por puestos, glorias, obligaciones y responsabilidades, seres, en fin, no definidos por lo que ya han hecho y por lo tanto, libres para elegir

Inquietente, Ligge, este texto encontrado por casualidad....tiene mucho que ver con tu Poesía ciudadana, publicado en este mismo blog. Sigamos buscando, a lo mejor, un día de estos...